viernes, 29 de mayo de 2009

PALABRAS ARNAIZ DESAYUNO

DESAYUNO PRO PASTORAL DE LA SALUD






En los evangelios se narran 25 encuentros de Cristo con enfermos y se nos brinda en ellos un conjunto de inspiradores planteamientos sobre la enfermedad, que la Pastoral de la salud debería tenerlos siempre muy en cuenta. Esos planteamientos rezan así:
La salud es un don de Dios muy quebradizo.
La enfermedad hace consciente al ser humano de su precariedad
La enfermedad no es siempre resultado de nuestros excesos y no arguye, por tanto, necesariamente pecado en nosotros ni en nuestros padres.
De la enfermedad puede surgir la gloria de Dios.
La enfermedad hace pensar en Dios y confíar en El.
Favorece frecuentemente el encuentro hondo con El.
La fe provocada por la enfermedad puede arrancarle a Dios el milagro de la superación de un mal irremediablemente letal.
El pecado, enfermedad del alma, es peor que toda enfermedad del cuerpo.
La enfermedad estremece y anonada al ser humano.
El anonadamiento y temor que estremece al enfermo contagia a todos los que le rodean.
Ante el enfermo, empequeñecido y doliente, ningún ser humano puede mostrarse indiferente, debe detenerse ante él y hacer suyo el dolor ajeno.
Debe inclinarse ante él poner en su acercamiento calor humano y hacerle confiar en la medicina y en Dios.
Si es médico, debe aliviarle el dolor y si es posible curarlo con la ayuda de la ciencia o con el poder infinito de Dios.
Y en el enfermo todo ser humano debe ver al mismo Cristo que identificado con el le solicita ayuda, atención y desvelo


Oh Dios que por boca de Jesucristo esbozaste en la parábola del buen samaritano las líneas fundamentales de una genuina Pastoral de la salud, bendice con largueza la labor de las y los que se dedican con ilusión y entrega a ella; Consuela, alivia y sana a todos sus pacientes; bendice a los que con su contribución económica sostienen esta Pastoral y hacen posibles sus actuales y futuros proyectos. Bendice la iniciativa de este desayuno y haz que año tras año se consolide y crezca. Y, dador de todo bien, recompensa, como tu sabes y acostumbras hacerlo, el desprendimiento y generosidad de los donantes a favor de una causa tan noble y tan reconfortante. Que así sea.

CONFERENCIA SR. CARDENAL

CONFERENCIA DICTADA EN EL DESAYUNO PRO-FONDO PASTORAL DE LA SALUD ARQUIDIOCESANA.
Jueves 28 de mayo de 2009, Hotel Lina.


“EL SUFRIMIENTO EN EL PENSAMIENTO
Y LA VIDA DE SAN PABLO”


1.- ¿Quién fue San Pablo?

A) Oigamos su propio testimonio: “Yo soy judío de Tarso en Cilicia, ciudadano de una ciudad ilustre” (Hechos 21, 39), “circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo hijo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto al celo, perseguidor de la Iglesia, en cuanto a la justicia que hay en la Ley, tenido por irreprensible” (Fil. 3, 5-6).

En estas líneas tenemos una apretada síntesis de lo que fue el gran Saulo de Tarso antes de su conversión. No hay que hacer mucho esfuerzo para darse cuenta que Saulo llevaba esas credenciales con mucho orgullo.

Tarso era una importante ciudad del Asia Menor, recostada al pie del monte Tauro, un lugar de antiguo tráfico internacional entre dos grandes civilizaciones: la grecorromana del occidente y la semítico-babilónica de oriente.

Tarso era también un dinámico enclave comercial, especialmente de madera preciosa, traída del mismo monte y vendida a los mercaderes de Efeso, Alejandría, Corinto, Roma y de toda la cuenca del mar mediterráneo que frecuentaban el puerto.

El mundo exterior del joven Saulo era, por tanto, el de la cultura griega, de la lengua universal griega y del municipio griego, singular instrumento colonial en el cual Alejandro Magno basó su plan para la conquista y penetración del oriente con el espíritu de Grecia.

Al soplo de este genio y por el talento organizador de sus sucesores, los Ptolomeos y Seléucidas, florecieron grandes ciudades y altas escuelas como Rodas, Tarso, Antioquía, Alejandría, Tolemaida, Tiro y otras más (Cfr. San Pablo, Heraldo de Cristo, Josef Holzner, editorial Herder, 15ª edición, págs. 22 y 23).

En todas esas ciudades abundaban los maestros y artistas del decir y predicadores de sabiduría. Nadie podía sustraerse a su influjo y Saulo no fue la excepción.

Tarso con su rica vida intelectual se había hecho aliada de Roma, dominadora del mundo entonces. “Yo poseo el derecho de ciudadanía romana por nacimiento”, declarará ante el tribuno Lisias que se disponía a juzgarlo.

En este aire libre fue creciendo el predicador de la libertad cristiana, la “libertad que Cristo nos ha dado” (Gal. 5, 1). En realidad Saulo estaba predestinado para anunciar una religión levantada sobre todas las razas y clases, por eso podrá decir: “Me he hecho todo a todos” (Cfr. 1 Cor. 9, 20ss).

Creo muy acertado lo que sostiene su biógrafo cuando dice: Con mirada retrospectiva podemos afirmar que Tarso parecía destinada a producir el hombre que debía recibir el testamento de Alejandro Magno, de unir, espiritualmente, el oriente con el occidente y además cumplir la profecía del Señor: “Vendrán muchos del oriente y del occidente para sentarse a la mesa del reino de los cielos, junto a Abraham, Isaac y Jacob (Mt. 8, 11)” (Cfr. o.c. pág. 24).
B) Formación judía.

El padre de Saulo era, en su condición de fariseo, un hombre de la más severa orientación nacional y religiosa e introdujo a su hijo en la lengua original de la Biblia, la cual conoció además en la escuela, según la traducción griega de los setenta.

Conviene recordar que los judíos tenían un excelente sistema de educación doméstica. Este era el secreto de su fuerza. A los cinco años los niños aprendían el contenido principal de la Ley en los capítulos 5 y 6 del Deuteronomio, el gran Hallel (Salmos 113-118) que se cantaba en las grandes fiestas, y el significado de los más importantes días conmemorativos del año.

A los seis años Saulo fue llevado, diríamos hoy, al jardín de la infancia, la escuela de la sinagoga que estaba junto a ésta. Aquí con los otros niños aprendió la historia de su pueblo.

Los años siguientes fueron dedicados sólo a la historia sagrada. Los cánticos de alabanza de Sión y los cantos fúnebres sobre Babilonia resonaban en sus oídos. Sus maestros le contaban también el porvenir de su pueblo: que un día vendría el rey Mesías.

A los diez años comenzó el segundo período, menos feliz, en la educación del niño Saulo. Desde esta edad el muchacho hebreo era introducido en la llamada “ley oral”. Cada día venía a conocer todo un conjunto de pecados. Debe saberse que los rabinos habían levantado alrededor de la Ley de Dios un enorme conjunto de mandamientos orales, prescripciones de purificación y distinciones muy sutiles, que hacían pasar como obligatorias en conciencia como los diez mandamientos.

Saulo, pues, respiró en casa de sus padres un ambiente enteramente religioso, aunque un tanto asfixiante por lo que acabo de señalar.



C) “A los pies de Gamaliel”.

En los Hechos de los Apóstoles (22, 3) San Pablo dice: “Me formé en la exacta observancia de la ley de nuestros antepasados a los pies de Gamaliel. Yo era un partidario celoso de la causa de Dios”.

“A los pies de Gamaliel” no es una imagen sino la realidad. Saulo frecuenta una especie de academia – la Bet ha – Midrash, la casa de estudio. Los estudiantes se sientan en el suelo en semicírculo, a los pies del maestro.

Gamaliel es un fariseo, como el padre de Saulo. En Jerusalén había dos rabinos, Shamay, doctor de la Ley conocido por su intransigencia y su carácter irascible; y Hillel, personaje totalmente diferente, que es el maestro intelectual de Gamaliel.

Este rabí, cuyo nombre significa “recompensa de Dios” –del hebreo Gamlá–, era sin duda el más célebre doctor de la Ley.

Gamaliel tiene una fe inquebrantable en Dios su Señor. Conoce el Libro sagrado muy profundamente.

Saulo, como la mayoría de los estudiantes que pertenecen a la elite farisea, persigue enriquecer su cultura profana y elevar a un nivel superior sus conocimientos religiosos.

Puede decirse que la enseñanza que imparte Gamaliel es de muy alto nivel.

En Jerusalén, en aquella época, existían no menos de 425 sinagogas, llamadas casas de asamblea. Cada una tiene una escuela elemental, la Bet Hasefer, en la que los más pequeños aprenden de memoria la Ley escrita, y su escuela primaria, en la que los mayores comienzan a iniciarse en la Ley oral. En tiempos de Jesús se contaban más de seiscientos establecimientos de enseñanza en Jerusalén y sus alrededores. Por eso se ha dicho que ninguna otra civilización ha dado hasta ahora tanta importancia a la escuela.

“Yo progresaba en el judaísmo, destacando sobre la mayoría de mi edad y de mi raza, por mi celo desbordante hacia las tradiciones de mis padres”, dice Saulo refiriéndose a ese período de su vida.

Saulo, pues, escucha, medita y empieza a hacer sus propios juicios. Por ser un estudiante particularmente brillante, pero también porque es un alma sensible y un espíritu orgulloso, puede que se quede pensativo ante la multitud de prescripciones que contiene la Torá. Muy particularmente los tres libros con los que se familiarizó en su infancia: el Levítico, el Deuteronomio y los Números. Parece que nunca se termina de observar todas las reglas contenidas en el Libro sagrado.

Sin embargo, ninguna de esas reglas minuciosas da respuesta a las preguntas más profundas que atormentan a Saulo. El se cuestiona sobre el sentido de los sacrificios que también habían practicado las religiones politeístas.

Cuando reflexiona sobre estos aspectos de la religión de sus padres que le parecen incomprensibles, Saulo no tiene más recurso que apelar al Libro de Amós. Allí relee estas palabras que el profeta pone en boca del Señor: “Sus celebraciones yo las execro. Sólo tengo para ellas desdén. No puedo soportar sus reuniones solemnes. Vuelvo los ojos ante sus víctimas grasientas. En sus libaciones y en sus holocaustos, nada hay que pueda complacerme” (Amós 5, 21). (Cfr. Saulo el perseguidor de los cristianos. Pablo de Tarso. Ciudadano del Imperio, Paul Dreyfus, Ediciones Palabra, págs. 47-56).

Debió ser para Saulo, muy inteligente e inquieto, un período particularmente difícil de su vida. Creo que el Señor iba preparando a este joven para el gran momento en que transformaría radicalmente su existencia.

Pero antes, tiene otra experiencia que lo marcará de manera definitiva, el encuentro con Esteban, llamado a ser uno de los principales adalides de la joven Iglesia.


2.- La conversión de Saulo al cristianismo.

La muerte de Esteban fue el preludio de una nueva oleada de dolor y el anuncio de la más sangrienta persecución de la joven Iglesia, pero esto no impidió su crecimiento. La experiencia enseña que la persecución injusta despierta interés y simpatía por los perseguidos.

Los biógrafos de San Pablo se preguntan, ¿cuál era la disposición de ánimo de Saulo a raíz de la muerte del protomártir Esteban? Vimos antes que, además de presenciar la horrenda lapidación y de prestar alguna colaboración guardando los mantos de los lapidadores, Saulo “aprobaba” aquel crimen injustificable.

Es cierto que su conversión no fue inmediata porque el Sanedrín, al ver que los partidarios de Esteban seguían creciendo en número decidieron darle a Saulo más poderes. Así que le facilitaron espías, soldados del Templo, todo cuanto podía necesitar para el éxito de su campaña anticristiana.

Oigamos de nuevo sus propias palabras tomadas del discurso que pronunció ante el rey Agripa para defenderse de las acusaciones de los judíos.

Obviamente éstas fueron después de su conversión. Veamos en Hechos 26, 9-12: “Yo, pues, me había creído obligado a combatir con todos los medios el nombre de Jesús, el Nazareno. Así lo hice en Jerusalén y, con poderes recibidos de los sumos sacerdotes, yo mismo encerré a muchos santos en las cárceles; y cuando se les condenaba a muerte, yo contribuía con mi voto.

Frecuentemente recorría todas las sinagogas y a fuerza de castigos les obligaba a blasfemar y, rebosando furor contra ellos, los perseguía hasta en las ciudades extranjeras”.

Estas palabras demuestran el odio y el apasionamiento irracional de un hombre conocedor a fondo de la Escritura pero que en su condición de fariseo sentía celo por la religión de sus antepasados.
Sin embargo, hay que decirlo, nadie y menos Saulo puede vivir por mucho tiempo en el vacío ni permanecer en un sentido de la vida puramente negativo, apegado a normas e interpretaciones de las que él mismo luego se arrepentiría.

Gracias a su formación era un hombre de amplia cultura y de profundos sentimientos, y es muy probable que la muerte de Esteban, aceptada con tanta entereza, paciencia e incluso brindando perdón a los propios enemigos, golpeara su conciencia y dejara en su corazón algunas inquietudes e interrogantes.

Además del admirable testimonio de Esteban, Saulo ve en los cristianos que mueren algo enteramente nuevo, una suavidad y serenidad, una dicha interior, la expresión de una vida más elevada, una unión con Jesús resucitado que nada ni nadie podía conmover, un trato interior con Él que les daba seguridad de que no iban a la muerte sino a la vida.

Saulo se encontraba ante una realidad totalmente nueva y puede suponerse que, a pesar de su ímpetu y fogosidad anticristianos, la gracia iba actuando en aquel corazón indómito y preparándolo para el gran encuentro con Jesús el Señor.

La conversión de Saulo es quizás la más significativa de toda la historia de la Iglesia, tanto por la transformación radical de este hombre como por las consecuencias que desencadenó.

A pesar de haberla leído muchas veces nunca pierde su atractivo e interés. Oigámosla una vez más según la refiere Lucas en los Hechos de los Apóstoles, capítulo 9, 1-10: “Saulo, respirando amenazas contra los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco autorizándolo para llevar presos a Jerusalén a los seguidores del Camino del Señor que encontrara, hombres y mujeres. Iba de camino, ya cerca de Damasco, cuando de repente lo deslumbró una luz que venía del cielo. Cayó en tierra y oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Contestó: ¿Quién eres, Señor?

Le dijo: Yo soy Jesús a quien tú persigues. Ahora levántate, entra en la ciudad y allí te dirán lo que tienes que hacer.

Los acompañantes se detuvieron mudos, porque oían la voz pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo y, al abrir los ojos, no veía. Lo tomaron de la mano y lo hicieron entrar en Damasco, donde estuvo tres días ciego, sin comer ni beber”.

Aquí tenemos al temido perseguidor de los cristianos cara a cara con Jesús. Saulo de Tarso, confundido y aturdido, ciego y vencido, es conducido de la mano a Damasco.

Mientras tanto, en la ciudad, Jesús pone en movimiento a la comunidad cristiana que esperaba atemorizada la llegada del perseguidor. Los acontecimientos se suceden aumentando su intensidad dramática: encuentro de Saulo con la comunidad en la persona de Ananías, quien le comunica la misión a la que está destinado. Saulo acepta la misión, recobra la vista, es bautizado, recupera las fuerzas y se queda unos días con los discípulos de Damasco. (Cfr. La Biblia de nuestro pueblo. Luis Alonso Schökel, nota al capítulo 9 de los Hechos de los Apóstoles).

Muy pronto, añade Lucas, se puso a proclamar en las sinagogas que Jesús era el Hijo de Dios. Todos los oyentes comentaban asombrados: “¿No es éste el que perseguía en Jerusalén a los que invocan dicho nombre y ha venido acá para llevárselos presos ante los sumos sacerdotes?”.

La reacción de los judíos no se hizo esperar, frente al avance y la predicación de Pablo, los judíos deciden eliminarlo, pero “los discípulos lo descolgaron por el muro, escondido en una canasta”.

Así comienza la segunda etapa de la vida de Pablo y él tiene prisa para cumplir la misión que se le confió. “Aquel que lo puso aparte desde el seno de su madre”, o sea “la de anunciar a su Hijo entre las naciones” (Gal. 1, 15-16).

Pero antes tiene que retirarse al desierto para reflexionar a gusto y rezar tranquilamente, como lo hizo Jesús durante cuarenta días.

Todos los que tienen hambre de lo absoluto han oído esta llamada del desierto, desde Buda a Juan el Bautista. Todos la han obedecido, desde Antonio el Anacoreta de Egipto hasta Charles de Foucauld.

Los monjes coptos encontraron ahí la fuerza para resistir durante siglos a todos los asaltos del Islam; los cartujos, para conservar intacta la regla de su fundador, Bruno, sin “reformarla jamás, porque jamás fue deformada”. El desierto, país de la muerte, es fuente de vida espiritual.

Sin más demora, Pablo se marcha a Arabia. Se trata de la región de Petra, en Jordania, que a veces se llamó Arabia pétrea. Allí en los confines del imperio romano, en un lugar donde el límite es una frontera imprecisa, hay una amplia extensión de terrenos áridos.

Unos están bajo la férula del emperador Calígula, que con sólo veinticinco años de edad acaba de suceder el 16 de marzo del año 37 a Tiberio, estrangulado por manos criminales.

El resto está sometido a la autoridad del rey de los Nabateos, Aretas IV, que es suegro de Herodes Antipas, tetrarca de Galilea. Este anciano rey subió al trono en el año 8 a.C. Los romanos no ocuparán su reino hasta el 106 d.C., bajo el reinado de Trajano, al mismo tiempo que Mesopotamia y Armenia. (Cfr. Pablo de Tarso. Ciudadano del Imperio, Paul Dreyfus, págs. 99-100).

En ese mundo de soledades y en gran parte inhóspito, estéril y polvoriento, se retira Pablo para reorganizar su vida, para pensar lo que le espera, pero más que nada para escrutar la voluntad del Señor Jesús que acaba de aparecérsele en la puerta de Damasco confiándole la misión de predicar el evangelio a los gentiles. Algunos han querido imaginárselo predicando el Evangelio a los pastores nabateos pero otros creen que no desaprovechó ocasión para transmitir el mensaje de Jesús a las comunidades judías de “Petra la única”, doble obra maestra de la naturaleza y de los hombres.


3.- Como puede verse, nos encontramos frente a un hombre extraordinario, de profundas convicciones y muy fiel a ellas, primero como judío y luego como cristiano.

De lo que acabamos de decir puede deducirse que su conversión al cristianismo le reportó innumerables sufrimientos.

En la primera carta a los Corintios 4,9 y ss. Dice: “Pienso que a nosotros los apóstoles Dios nos ha puesto en el último lugar, como condenados a muerte, y hemos llegado a ser un espectáculo para el mundo, para los ángeles y los hombres. Nosotros por Cristo somos locos, ustedes por Cristo prudentes; nosotros débiles, ustedes fuertes; ustedes estimados, nosotros despreciados. Hasta el momento presente pasamos hambre y sed, vamos medio desnudos, nos tratan a golpes, no tenemos domicilio fijo, nos fatigamos trabajando con nuestras manos. Somos insultados y bendecimos, somos perseguidos y resistimos, somos calumniados y consolamos a los demás”.

Son palabras de un hombre que vive situaciones muy difíciles, en medio de desprecios, intolerancias, privaciones, acusaciones y limitaciones de todo género, pero es digno de admiración que responda a los insultos con bendiciones, frente a la persecución resista y cuando es calumniado consuele a los demás.

Y en la segunda carta a los Corintios 11,24 y ss., añade: “Cinco veces fui azotado por los judíos con los treinta y nueve azotes, tres veces me azotaron con varas, una vez me apedrearon; tres veces naufragué y pasé un día y una noche en alta mar. Cuántos viajes con peligros de ríos, peligros de asaltantes, peligros de parte de mis compatriotas, peligros de parte de los extranjeros, peligros en ciudades, peligros en descampado, peligros en el mar, peligros por falsos hermanos. Con fatiga y angustia, sin dormir muchas noches, con hambre y con sed, en frecuentes ayunos, con frío y sin ropa. Y además de éstas y otras cosas, pesa sobre mí la carga cotidiana, la preocupación por todas las Iglesias”.

Se podrían citar otros textos del mismo tenor, pero éstos ilustran suficientemente la dimensión del sufrimiento en la vida de San Pablo, pero en varias de sus cartas encontramos una riqueza extraordinaria en que el apóstol nos enseña el valor del sufrimiento que él magistralmente asocia a los padecimientos de Cristo, llegando a afirmar que “completa en su cuerpo lo que faltó a la pasión de Cristo”.


4.- La realidad del sufrimiento humano.

Los sacerdotes Miguel Angel Monge y José Luis León, en su bello libro “El sentido del sufrimiento”, dicen que a todos los que tenemos que ver con la pastoral de la salud, nos interesan las publicaciones sobre el dolor, la enfermedad, la vida y la muerte, buscando lo que podría denominarse la solución definitiva al problema del sufrimiento, para concluir que la respuesta no está en los foros humanos sino en otro lugar. Hace veinte siglos Dios Padre, rico en misericordia (cf. Ef. 2, 4), la dio por medio de su Hijo, a quien envió al mundo para señalar el camino de la salvación, de la felicidad, pero -¡oh paradoja!- ese camino pasa por la cruz. Fue lo que el mismo Jesús enseñó: “Si alguno quiere venir en pos de mí, tome su cruz y sígame” (Mt. 16, 24).

Y citan estos autores un hermoso párrafo del Mensaje de Juan Pablo II para la Jornada Mundial del Enfermo, Fátima 1997: “No cedan a la tentación de considerar el dolor como una experiencia sólo negativa, hasta el punto de dudar de la bondad de Dios. En Cristo sufriente todo enfermo encuentra el significado de sus propios padecimientos. El sufrimiento y la enfermedad pertenecen a la condición del hombre, criatura frágil y limitada, marcada desde el nacimiento por el pecado original. Sin embargo en Cristo muerto y resucitado, la humanidad descubre una nueva dimensión de su sufrimiento; en lugar de como un fracaso, éste se revela como la ocasión para dar un testimonio de fe y de amor”.

5.- El martirio de San Pablo

Al final del viaje que le trajo a Roma desde Jerusalén, Pablo fue acogido por los hermanos de Roma y vivió dos años por sus propios medios, pero sin renunciar a la gran pasión de su vida que era predicar el Evangelio.

Mas no podemos olvidar que se trata de un prisionero que, ciertamente, goza de ciertas consideraciones en su condición de ciudadano romano, pero el juicio iniciado en Cesarea debía concluir con una sentencia.

Debemos suponer que Pablo compareció ante el tribunal de Nerón. Probablemente él como otros cristianos habían sido acusados de ser cómplices o encubridores del “crimen de los cristianos romanos”, el incendio de Roma, que en realidad fue obra del mismo Nerón.

El interrogatorio fue breve, sin testigo alguno de cargo, nadie tuvo valor para ello. Pero él se mantiene firme. ¡Lejos la negación de Cristo, lejos la traición, lejos la infidelidad!

Hasta aquí ha llegado el valiente Apóstol de los gentiles. “Yo estoy cercano a derramar mi sangre como una víctima que es inmolada en holocausto; el tiempo de mi muerte se acerca”.

El segundo interrogatorio concluyó con la sentencia de muerte. Una mañana, el anciano Apóstol es llevado por un grupo de lictores a lo largo del valle que conduce a Ostia.

La decapitación fuera de la ciudad traía su origen de un uso romano, dice Tácito (Hist. 4, II). En aquel despoblado cayó la cabeza de Pablo, enmudeció para siempre aquella boca que no habló palabra alguna que no estuviese ungida por Cristo.

Manos cristianas sepultaron a Pablo a dos millas del lugar del suplicio donde se eleva hoy la grandiosa basílica que guarda sus restos.

San Clemente Romano nos dejó una magnífica síntesis de la vida de Pablo en estas líneas:

Siete veces entre cadenas, desterrado, apedreado,
Heraldo en Oriente y en Occidente,
Cosechó la magnífica gloria de su fe.
Predicó la justicia a todo el mundo,
Penetró hasta los confines de Occidente,
Y dio testimonio ante los potentados:
Así partió del mundo
Y llegó al lugar santo.
Sublime modelo de paciencia.

Sobre el altar de la Confesión en la misma basílica se recogieron sus propias palabras que realzan el ser y el misterio del Apóstol de las gentes:

“Para mí la vida es Cristo: y el morir una ganancia”
(Fil. 1, 21).

miércoles, 27 de mayo de 2009

Labor Encomiable de nuestras Enfermeras

ENFERMERIA EVOLUCIONA POSITIVAMENTE EN REPUBLICA DOMINICANA

El día 12 de mayo de cada ano se celebra a nivel nacional e internacional el “Dia Internacional de la Enfermera” en honor a la propulsora de la enfermería moderna la señorita Florence Nightingale.
En República Dominicana este día se ha conmemorado con la celebración de diferentes actividades, siendo una de la mas importante la Santa Misa en la Catedral Primada de América, donde asiste el personal de enfermería y las autoridades civiles y militares.
En relación al avance de enfermería en nuestro país ha de destacarse que en las ultimas dos décadas se ha producido una evolución muy positiva, la cual se va reflejando en el mejoramiento de la calidad de vida de los Recursos Humanos que conforman la profesión de enfermería y en la calidad y humanización de los servicios que este ofrece a la población.
Entre los cambios mas significativos de esta profesión podemos citar los siguientes:
1.- Cambio en las condiciones de vida logrados a través de proyectos de viviendas propios de las enfermeras, de las cooperativas de las asociaciones de enfermería, seguros de salud, adquisición de vehículos y otras reivindicaciones sociales.
2.- Proyección social tanto a nivel nacional como internacional
3.- Especialización de las profesionales en diferentes aéreas del conocimiento: Cuidados Intensivos y Emergencias, Administración y Gerencia Hospitalaria, Calidad de los Servicios de Salud, Enfermería Materno-Infantil y del Adolescente, Salud Publica, Salud Ocupacional, Investigación, Bioética, Intervenciones Clínicas y Salud Comunitaria.
4.- Profesionalización de los(as) Auxiliares y Técnicas de Enfermería.
5.- Realización de Investigaciones científicas y basadas en evidencias.
6.- Capacitación en el manejo de las Tecnologías de la Comunicación y la Información
7.- Avances en la producción bibliográfica con publicaciones de libros y periódicos.
8.- Celebración de congresos, jornadas científicas y Cumbres.
9.- Desarrollo de Proyectos de Humanización de los Servicios y del Propio Personal de Enfermería.
10.- Entrega de reconocimientos a la Calidad y el Desempeño Profesional.
11.- Implementación de Proyectos de Enfermería a Domicilio, algunos de ellos acreditados por la SESPAS.
12.- Implementación de Proyectos para el Desarrollo del Liderazgo de las Enfermeras.
13.- Creación y Fortalecimiento de REDES.
14.-Formación de Sociedades Especializadas, incluyendo la mas reciente “Sociedad Católica de Enfermería” dependencia de la Pastoral de la Salud.
15.- Sometimiento al Congreso Nacional del Proyecto de Ley de Colegiación de las Profesionales de Enfermería.
En general podemos decir que la Enfermería Dominicana ha tomado un repunte en su Ser, su Hacer y su Quehacer.
Al día de hoy la formación de profesionales de la Enfermería se implementa en 11 universidades del país, siendo la UASD la mayor formadora tanto en su Sede como en los Centros Regionales..
¡!Felicidades Enfermeras !!

Resena Desayuno con el Sr.Cardenal. Mayo 09

ARQUIDIOCESIS DE SANTO DOMINGO
PASTORAL DE LA SALUD
C/Antonio Mayí Pérez esq. V Centenario, Edif. Radio ABC, Villa Juana. Tel. 809-681-2005
infopastoralsalud@gmail.com




La Pastoral de la Salud de la Arquidiócesis de Santo Domingo, a través de la Asociación Dominicana de Voluntarias de Hospitales y Servicios de Salud (ADOVHOS), invita a su tradicional Desayuno pro-fondos con una disertación magistral de Su Eminencia Reverendísima Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez. Celebrado el 28 de mayo de 2009, a las 8:00 de la mañana, en el Salón La Mancha del Hotel Lina.

El propósito de este encuentro es ofrecer un espacio de evangelización y sensibilización a empresarios, personalidades, profesionales y agentes de pastoral en torno a la labor que se realiza a favor de los enfermos, y a la vez, captar recursos para apoyar los diversos programas que desarrolla la Pastoral de la Salud. Es organizado por la Sra. Ingrid de Feris junto a un equipo de distinguidas damas que realizan una importante labor humanitaria a favor de los enfermos.

La Asociación de Voluntarias de Hospitales y Servicios de Salud es presidida por la Sra. Angélica de Ginebra junto a representantes de todas las asociaciones de voluntarias del sector salud, tanto públicos como privados y de la Iglesia Católica. La ADOVHOS forma parte de la estructura de la Pastoral de la Salud, así como las agrupaciones de católicos profesionales de la salud: Médicos, Psicólogos, Psiquiatras, Enfermeras, Bioanalistas, Farmacéuticos, la Escuela de Formación y la Red de ochenta y seis (86) Dispensarios de la Iglesia Católica.

La Pastoral de la Salud es la acción de la Iglesia dirigida a la evangelización del mundo a través de la presencia liberadora, curativa y salvadora de Cristo, en la fuerza del Espíritu Santo, y de atención especial y humanizada a las personas que sufren de alguna enfermedad.

Una de sus acciones fundamentales es la promoción y la prevención de la salud, a través de una red de ochenta y seis dispensarios médicos en esta Arquidiócesis, y servicios de psicología y psiquiatría. Asimismo, la formación permanente de sus agentes de pastoral y del personal que trabaja en el sector Salud, a través del Diplomado en Pastoral de la Salud, talleres de formación en valores, Espiritualidad y Humanización en el cuidado del enfermo, y AIEPI (Atención Integrada de las Enfermedades Prevalentes de la Infancia, de 0-5 años), entre otros.

La Pastoral de la Salud está conformada por varias asociaciones de profesionales de la salud: de médicos católicos, enfermeras, psicólogos, psiquiatras, odontólogos, farmacéuticos, bioanalistas y voluntarias, así como la Escuela de Formación, entre otras.

Si requiere otra información puede comunicarse al 809-681-2005, E-Mail: infopastoralsalud@gmail.com o visitar nuestro espacio en la Web:
www.infopastoralsalud.blogspot.com.

lunes, 25 de mayo de 2009

INVITACION DESAYUNO PRO FONDOS LA PASTORAL

La Pastoral de ls Salud de la Arquidiocesis de Santo Domingo invita al Desayuno Pro fondos a beneficio de sus programas, el JUEVES 28 DE MAYO en el SALON LA MANCHA DEL HOTEL LINA, a las 8 a.m.

ORADOR PRINCIPAL S.E.R. NICOLAS DE JESUS CARDENAL LOPEZ RODRIGUEZ

Contribucion> 1,000.00 pesos


CONFIRMAR A..809 681 2005 o al 809 684 6464